MOSCÚ, 29 may (NNN-CUBADEBATE) — En un giro sorpresivo, Rusia confirmó una nueva ronda de negociaciones con Ucrania para el 2 de junio en Estambul, anunciada por el canciller Serguéi Lavrov en medio de lo que calificó como “una campaña de provocaciones sin precedentes”.
El anuncio llega cuando las defensas rusas reportan que interceptaron más de 2.300 drones ucranianos desde el 20 de mayo, cifra que Moscú usa como prueba de la escalada orquestada por Kiev.
Lavrov reiteró que la neutralidad ucraniana sigue siendo “línea roja” para cualquier acuerdo, aunque el clima dista de ser propicio: mientras Occidente acusa a Rusia de ataques a civiles, el Kremlin exhibe fotos de niños heridos en Belgorod como “prueba del terrorismo de Estado ucraniano”. Un portavoz militar ruso declaró a la prensa: “Por cada bomba sobre nuestras ciudades, habrá respuesta quirúrgica contra su infraestructura bélica”.
El parte bélico ruso detalla blancos destruidos en represalia: desde el aeródromo de Ozernoye hasta la planta química de Pavlograd, pasando por depósitos de armas en Járkov y un sistema S-300 en Odesa. “No son ataques aleatorios”, insistió un general en videoconferencia, mostrando mapas con blancos tachados en rojo. “Son nodos logísticos que alimentan la maquinaria de guerra contra nuestra población”.
Dmitry Peskov, portavoz presidencial, vinculó la supervivencia del diálogo al cese de ataques: “Estambul podría ser la última oportunidad antes de una espiral incontrolable”. La advertencia contrasta con el optimismo turco: fuentes de Ankara aseguran que ambas partes han aceptado discutir “acuerdos técnicos” sobre intercambio de prisioneros y corredores humanitarios.
Analistas consultados ven el movimiento ruso como táctica dual: presionar mostrando disposición al diálogo mientras justifica operaciones más agresivas.
“Es ajedrez geopolítico”, explica Olga Ivánova del Centro Carnegie: “Moscú quiere que el mundo vea dos cosas: que negocia bajo bombardeos y que tiene capacidad para endurecer la respuesta”.
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