QUITO, 2 jul (NNN-TELESUR) — Un grupo de representantes de comunidades indígenas afectadas por un derrame petrolero en enero de 2020 se concentró el lunes frente a la Corte Provincial de Justicia de Orellana, en la ciudad de El Coca, exigiendo justicia y soluciones ante los daños ambientales persistentes.

Los líderes indígenas, pertenecientes a la Federación de Comunas Unidas de Nacionalidad Kichwa de la Amazonía Ecuatoriana (FCNAE), llegaron al lugar portando muestras de agua contaminada y fotografías que ilustraban el impacto del derrame en sus territorios.
Además, denunciaron problemas de salud como enfermedades dermatológicas atribuidas al contacto con suelos y aguas contaminadas.
“Exigimos justicia porque nuestras comunidades siguen sufriendo. Queremos dialogar cara a cara, en nuestros territorios, para encontrar soluciones reales”, declaró a la prensa Luis Andy, presidente de la FCNAE.
El derrame ocurrió por la ruptura de los dos principales oleoductos del país, lo cual provocó el vertido de más de 15 800 barriles de crudo en los ríos Coca y Napo, afectando a más de 120 000 personas, entre ellas 27 000 miembros del pueblo kichwa.
Desde entonces, las comunidades han llevado adelante un proceso judicial que cumple cinco años. En noviembre de 2024, la Corte Constitucional anuló las sentencias anteriores, que negaban justicia a las afectadas, ordenando un nuevo proceso que incluya un diálogo intercultural.
El juez asignado al caso, Clemente Paz, inicialmente aceptó realizar este diálogo en territorio indígena, pero luego anunció que se pospondría.
Esta decisión generó malestar entre los líderes, quienes insisten en la necesidad de un encuentro directo y respetuoso en sus comunidades.
“Como madres y mujeres nos sentimos profundamente afectadas. Ya no hay vida. Nuestros hijos están muriendo y nuestros mayores enferman. Queremos que puedan estudiar y prepararse”, subrayó Mery Jipa, dirigente indígena.
Las comunidades han perdido su principal fuente de alimentación, la pesca, y enfrentan una disminución en la calidad de vida. “Desde el derrame, no podemos beber agua del río. Solo usamos agua de lluvia. No consumimos el agua del río porque sigue contaminada”, señaló Mireya Noa, otra líder amazónica.
Además, el derrame ha generado enfermedades, la muerte de animales y daños a plantas medicinales. “Nos han quitado la pesca, nuestra fuente de alimentación, y la recreación en las playas donde bañábamos. Nos han quitado la vida”, lamentó Darío Shiguango.
Recientemente, tensiones aumentaron tras un nuevo derrame ocurrido a mediados de enero, que volvió a afectar la región. Aunque las autoridades no han determinado el volumen exacto, los líderes temen que sin medidas efectivas, los desastres se repitan.
La lucha de las comunidades busca reparación por los daños y garantizar medidas preventivas. “Si no hay soluciones, esto seguirá pasando. Las autoridades deben entender que nuestro territorio no es un laboratorio ni un lugar donde ignoren nuestras voces”, insistió Luis Andy.
— NNN-TELESUR