Comunidades originarias venezolanas participan en proyecto para proteger selva amazónica

CARACAS, 12 de mayo (NNN-AGENCIAS) — Entre los habitantes de la capital y ciudad más grande del Estado de Amazona, Puerto Ayacucho, se encuentran varias comunidades originarias locales, como los yanomami, los panare, los bari, los piaroa y los guajibo (también conocidos como jibis), que participan en un proyecto para proteger la Amazonía.

Muchas de estas poblaciones se han visto desplazadas de sus tierras por la crisis socioeconómica del país, así como por la presencia de grupos armados y las actividades mineras ilegales.

El proyecto Amazonas Originaria está formando actualmente a un grupo de familias indígenas desplazadas para que utilicen y cuiden de manera sostenible los bosques tropicales de los alrededores de Puerto Ayacucho. Aprenden a gestionar los cultivos de cacao, cupuaçu, manaca y túpiro (todas ellas plantas autóctonas de la Amazonia), así como a transformar sus frutos en pulpa, chocolate, cestas y otros productos.

“Este proyecto, en particular, es interesante e inspirador, ya que está liderado por mujeres (…) Apoya la lucha contra el cambio climático, ya que su objetivo es conservar la selva amazónica como principal sumidero de carbono en el sur de Venezuela, trabajando de la mano de las comunidades nativas, valorando sus tradiciones y protegiendo su hábitat ancestral”, explica el coordinador nacional del proyecto Amazonas Originaria, Alexis Bermúdez.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en la Amazonía, la mayor selva tropical que queda en el mundo, la deforestación está reduciendo las reservas de carbono y alterando el clima regional. Los efectos del cambio climático, la degradación de los bosques y el aumento de los incendios forestales podrían provocar la desaparición del 60 por ciento de la selva amazónica en 2050.

Además de capacitar a los miembros de la comunidad para fabricar productos derivados del Amazonas y envases ecológicos y ayudarles a diversificar sus medios de subsistencia, esta iniciativa —con el respaldo del Fondo— trabaja para restaurar partes de la selva tropical degradada volviendo a plantar árboles autóctonos y otras especies.

“Cuando las familias transmiten estos conocimientos, hacemos que las comunidades indígenas adquieran la fuerza y la confianza necesarias para afrontar la conservación de su cultura y su entorno, organizamos a la comunidad para la producción y comercialización de sus productos en mercados más selectos y contribuimos directamente a crear una economía sostenible”, señala Kenia Martínez, de Amazonas Originaria.
— NNN-AGENCIAS

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