Ciudad de México se hunde a un ritmo alarmante e imparable

CIUDAD DE MÉXICO, 9 de mayo (NNN-AGENCIAS) — La capital azteca se hunde de forma acelerada e irregular creando fracturas en el suelo, revelan estudios realizados por especialistas de la Universidad Nacional autónoma de México.

Foto: Sputnik

La metrópolis más poblada de América del Norte, la Ciudad de México, se ha hundido demasiado para que pueda ser salvada, según afirma una nueva investigación.

Tras siglos de drenaje de agua de los acuíferos subterráneos, el lecho lacustre sobre el que se asienta esta ciudad se ha ido secando cada vez más, provocando que las láminas de arcilla se compriman y agrieten a un ritmo prácticamente imparable, explica el estudio publicado en el Journal of Geophysical Research: Solid Earth (JGR Solid Earth).

Esto no sólo pone en peligro las infraestructuras, sino que también amenaza la seguridad del abastecimiento del agua para millones de personas.

A pesar de haber puesto fin a la perforación de aguas subterráneas en la década de 1950, 115 años de datos de nivelación y los datos recopilados a lo largo de los últimos 24 años con la ayuda de GPS han revelado que la ciudad sigue descendiendo aproximadamente al mismo ritmo.

Así, los investigadores han descubierto que, en el sector noreste de la ciudad, que aún no está urbanizado y en el que los índices de hundimiento han pasado desapercibidos hasta ahora, el terreno se deprime a un ritmo de hasta 50 centímetros al año.

El hundimiento de la ciudad se puede ilustrar con una huella en la arena húmeda. Cuando se retira el pie y el agua vuelve a filtrarse, la huella comienza a llenarse de nuevo, como si fuera una almohada deprimida que se vuelve a inflar.

Sin embargo, el peso continuado de una ciudad en expansión y el constante aprovechamiento de las aguas subterráneas hacen que el progresivo hundimiento sea en gran medida inevitable. Algo especialmente preocupante es el hecho de que esta inmersión también se produzca en regiones que aún no están lastradas por la urbanización.

Los científicos se dieron cuenta por primera vez de que Ciudad de México se estaba hundiendo a principios del siglo XX. En aquel entonces, el ritmo era de unos ocho centímetros al año. Para 1958 aumentó a 29 centímetros anuales. Esto llevó a la decisión de limitar la cantidad de agua que se podía extraer de los pozos del centro de la ciudad.

Después, el ritmo de hundimiento volvió a ser inferior a nueve centímetros al año, pero en las dos últimas décadas, los datos de mayor resolución han revelado un ritmo constante de hasta 40 centímetros al año en el centro histórico de la ciudad.

Utilizando datos modernos, los investigadores estiman ahora que las capas de arcilla bajo la Ciudad de México podrían llegar a comprimirse en un 30%, y aunque eso no ocurrirá hasta dentro de unos 150 años, hay poco que podamos hacer para evitarlo.
— NNN-AGENCIAS

Related Articles