NACIONES UNIDAS, 25 dic (NNN-UNIS) — La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos denunció el martes las presiones “constantes” ejercidas por las autoridades militares de Myanmar para forzar la participación en las elecciones del 28 de diciembre, apuntando prioritariamente a grupos vulnerables.
En un comunicado, el Alto Comisionado Volker Türk declaró: “Las autoridades militares de Myanmar deben dejar de utilizar la violencia brutal para obligar a la gente a votar y dejar de arrestar a las personas que expresan opiniones disidentes”.
Según la Oficina, las autoridades recurren a una combinación de incentivos y amenazas, afectando a estudiantes, desplazados internos, presos políticos y ciudadanos en el extranjero. En el estado de Mon, un estudiante informó que su universidad exigía, al momento de la inscripción, la presentación de una prueba de voto anticipado.
Personas de edad avanzada o con movilidad reducida también habrían sido obligadas a votar, con soldados recogiendo las papeletas directamente en sus domicilios. Este clima de coerción va acompañado de una mayor represión judicial, con decenas de arrestos bajo una “ley de protección de las elecciones”.
La Oficina también informa de presiones ejercidas sobre las personas desplazadas internamente. En la región de Mandalay, algunos desplazados habrían sido advertidos de que sus viviendas serían confiscadas o que sufrirían ataques si no regresaban a votar a su localidad de origen.
La política de coerción se extiende a la diáspora, donde ciudadanos en el extranjero informan de presiones que condicionarían la renovación de pasaportes o permisos de trabajo a la participación en la votación.
“Estas elecciones se desarrollan claramente en un clima de violencia y represión”, advirtió Türk. “Las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos a la libertad de expresión, de asociación o de reunión pacífica, que permiten una participación libre y significativa de la población, no están presentes”.
— NNN-UNIS
