Arranca la Conferencia sobre la solución de dos Estados mientras continúa la guerra en Gaza

NACIONES UNIDAS, 29 jul (NNN-UNIS) — En medio del continuo bombardeo de Gaza y una profunda crisis humanitaria, comenzó el lunes la Conferencia de Alto Nivel para la solución de dos Estados, convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas como un nuevo intento internacional por revivir el camino hacia la paz entre israelíes y palestinos.

Vista de una estatua que simboliza la Humanidad y la Esperanza, localizada en la Sala del Consejo de Descolonización, donde se lleva a cabo la Conferencia de Alto Nivel para la solución de dos Estados. (Foto: ONU/Manuel Elias)

Aunque el escenario actual parece distante de cualquier posibilidad de coexistencia pacífica, la conferencia de cuatro días, copresidida por Francia y Arabia Saudita, busca mantener viva la esperanza de un mundo en el que un Estado soberano de Palestina y Israel puedan convivir en paz, seguridad y dignidad.

“Esta no es una conferencia de paz”, aclaró Bob Rae, embajador de Canadá ante la ONU, antes del evento. “Es una forma de mantener el debate, superar los puntos de conflicto y avanzar hacia soluciones. Esperamos escuchar, aprender y actuar con lo que se diga aquí”.

La cautela de Rae refleja el profundo escepticismo que rodea el proceso. Ni Israel ni la Autoridad Palestina participan directamente, y Estados Unidos, firme aliado de Israel, tampoco asiste. En abril, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que la solución de dos Estados corre el riesgo de desaparecer por completo, y que la voluntad política para alcanzarla “se siente más lejana que nunca”.

Sin embargo, Guterres ha insistido: “Para quienes dudan de la solución de dos Estados, pregunto: ¿cuál es la alternativa? ¿Una solución de un solo Estado donde los palestinos sean expulsados o vivan sin derechos en su propia tierra?”. Y agregó: “Es deber de la comunidad internacional mantener viva esta solución y crear las condiciones para que se convierta en realidad”.

La conferencia responde a una resolución de la Asamblea General de 2024, que reafirmó el consenso internacional sobre la solución de dos Estados como “casi universal”. En una nota conceptual previa, Francia y Arabia Saudita subrayaron que el objetivo no es “revivir” o “relanzar” un proceso fallido, sino implementar, de una vez por todas, una solución duradera.

Anne-Claire Legendre, asesora del presidente francés Emmanuel Macron para Medio Oriente, afirmó en una reunión preparatoria en mayo que “deben mantenerse las perspectivas de un Estado palestino” y exigió medidas irreversibles y concretas: un alto el fuego duradero, la entrega inmediata de ayuda humanitaria a Gaza y la liberación de todos los rehenes.

Por su parte, Manal bint Hassan Radwan, jefa del equipo negociador saudita, insistió en que los esfuerzos para detener los combates deben basarse en un plan político creíble e irreversible que aborde las raíces del conflicto.

“Debe haber una base para una solución política más amplia. No basta con anunciar un alto el fuego y pensar que el problema se resuelve. ¿Cómo reconstruimos Gaza? ¿Cómo cambiamos su gobernanza? ¿Cómo abordamos Cisjordania? ¿Cómo enfrentamos las cuestiones que durante décadas han impedido un acuerdo?”, cuestionó. Recordó que hubo un momento de progreso real: los Acuerdos de Oslo de 1993, que sentaron las bases para el autogobierno palestino, pero desde entonces no se han logrado avances sustanciales.

La idea de dos Estados —uno israelí y uno palestino— conviviendo en paz data de antes de la fundación de la ONU. En 1947, tras el fin del mandato británico sobre Palestina, la ONU propuso la partición del territorio en dos Estados, con Jerusalén internacionalizada. Aunque Israel fue reconocido, el Estado palestino nunca se materializó.

En 1991, la Conferencia de Paz de Madrid sentó las bases para negociaciones directas. Los Acuerdos de Oslo (1993) entre Yitzhak Rabin e Yasser Arafat establecieron un marco para un autogobierno palestino, pero dejaron temas clave —fronteras, refugiados, asentamientos y estatus de Jerusalén— para negociaciones posteriores, que nunca llegaron a buen puerto.

Hoy, tres décadas después, el objetivo de la ONU sigue siendo claro: lograr dos Estados soberanos, contiguos, viables y democráticos, que convivan en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas, basadas en las líneas previas a 1967, con Jerusalén como capital de ambos.

La estatua que simboliza la Humanidad y la Esperanza, ubicada en la Sala del Consejo de Descolonización donde se celebra la conferencia, sirve como recordatorio: la paz es posible, pero requiere voluntad, coraje y acción inmediata.
— NNN-UNIS

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