NACIONES UNIDAS, 27 jul (NNN-UNIS) — A pesar del devastador impacto de más de dos años de guerra, más de 1,3 millones de sudaneses —un millón de desplazados internos y más de 300.000 refugiados— han regresado a sus hogares, informaron agencias de la ONU, en un movimiento que refleja una creciente esperanza y resiliencia entre la población afectada.

“Las miles de personas que buscan regresar a casa están impulsadas por la esperanza, la resiliencia y un vínculo duradero con su país”, afirmó Othman Belbeisi, director regional de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Este retorno se produce en medio del surgimiento de zonas de relativa seguridad en distintas regiones de Sudán. No obstante, las agencias humanitarias advierten que muchos de los retornados están volviendo a estados y ciudades cuyas infraestructuras, servicios básicos y recursos han sido severamente destruidos por el prolongado conflicto.
Desde el estallido de la guerra en abril de 2023, más de doce millones de sudaneses han sido desplazados, convirtiendo esta crisis en la mayor de desplazamiento forzado del mundo. Alrededor de un tercio de ellos huyeron a países vecinos como Chad y Sudán del Sur, que enfrentan cada vez mayores dificultades para atender la afluencia de refugiados.
“Los retornos no solo marcan un cambio esperanzador, aunque frágil, sino que también indican que los países de acogida, ya de por sí sobrecargados, están bajo una presión cada vez mayor”, señaló Mamadou Dian Balde, coordinador regional de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La OIM subrayó que, para que estos retornos sean sostenibles y respeten el derecho internacional, deben ser voluntarios, seguros y dignos. La mayoría de los sudaneses que regresan se dirigen a los estados de Jartum, Al Jazirah y Sennar, donde el impacto del conflicto sigue siendo extremo.
En Jartum, muchos edificios, incluida la oficina del ACNUR, permanecen en ruinas, y la infraestructura crítica —como carreteras, redes eléctricas y sistemas de agua— está severamente dañada o destruida.
“Sin medidas urgentes, la gente regresará a ciudades en ruinas. Estamos en una carrera contrarreloj para limpiar escombros y proporcionar agua, electricidad y atención médica”, advirtió Abdallah Al Dardair, director para los Estados Árabes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Además, quienes regresan enfrentan riesgos como municiones sin detonar, así como altas tasas de violencia de género y sexual contra mujeres y niñas. Para hacer frente a estas amenazas, se han establecido espacios seguros en Jartum y Al Jazirah destinados a la protección y el apoyo psicosocial.
Belbeisi destacó que los retornados no deben verse como meros beneficiarios de ayuda, sino como actores clave en la recuperación nacional. “Quienes regresan a casa no son supervivientes pasivos; son vitales para la reconstrucción de Sudán. Sí, la situación humanitaria es grave, pero con el apoyo adecuado, los retornados pueden reactivar economías locales, restaurar la vida comunitaria y fomentar la esperanza donde más se necesita”, afirmó.
Sin embargo, la respuesta humanitaria sigue gravemente subfinanciada: apenas se ha recibido el 23 % de los 4.200 millones de dólares necesarios para atender las necesidades en 2025. Esto pone en riesgo la continuidad de servicios esenciales.
“Más que una prueba del deseo de la gente de regresar a su patria, estos retornos son un llamado desesperado para que se ponga fin a la guerra y se permita a las personas reconstruir sus vidas en paz”, concluyó Balde.
— NNN-UNIS