TOKIO, 22 jul (NNN-XINHUA) — Las elecciones para la 27ª Cámara de Consejeros, la Cámara Alta del Parlamento japonés, concluyeron la mañana del lunes con una significativa derrota para la coalición oficialista integrada por el Partido Liberal Democrático (PLD) y su aliado Komeito.

El PLD obtuvo solo 39 escaños (27 en distritos uninominales y 12 por representación proporcional), mientras que Komeito logró ocho. Aunque se suman los escaños no renovables, el bloque gobernante no alcanzó las 125 bancas necesarias para mantener la mayoría absoluta en la Cámara de 248 miembros. Esta situación marca la primera vez desde la fundación del PLD en 1955 que el gobierno pierde el control mayoritario en ambas cámaras del Parlamento.
El resultado evidenció un profundo descontento ciudadano en todo el país, con malos resultados tanto en distritos urbanos clave como en tradicionales bastiones rurales del partido.
Este revés se suma a las recientes derrotas electorales en la Cámara Baja en 2024 y en las elecciones a la Asamblea Metropolitana de Tokio en 2025, profundizando la crisis política del Ejecutivo liderado por el PLD.
Analistas señalan que el voto refleja el creciente malestar social frente al encarecimiento de la vida y el cansancio hacia un liderazgo político percibido como estancado y distante. Los sondeos a boca de urna indicaron que la inflación y la inseguridad económica fueron las principales preocupaciones del electorado, siendo las “medidas contra el aumento de precios” el tema más citado.
A pesar de la fragmentación de la oposición, varios partidos lograron avances notorios: el Partido Constitucional Democrático obtuvo 22 escaños, el Partido Democrático por el Pueblo ganó 17, y el emergente Sanseito conquistó 14 curules.
La administración del primer ministro Shigeru Ishiba enfrenta ahora una fuerte presión política. Sin mayoría en ninguna de las dos cámaras, deberá negociar con fuerzas opositoras para aprobar legislación y avanzar en su agenda.
Expertos advierten que este debilitamiento del poder ejecutivo también podría limitar la capacidad de Japón en el escenario diplomático internacional, especialmente en sus relaciones con Estados Unidos. En un contexto parlamentario cada vez más fragmentado, el futuro del Gobierno japonés se presenta incierto.
— NNN-XINHUA
