NACIONES UNIDAS, 24 jun (NNN-UNIS) — En medio de la mayor crisis de desplazamiento del mundo, en Sudán las mujeres se encuentran en primera línea, no solo como sobrevivientes sino también como líderes y activistas que brindan servicios esenciales en un contexto marcado por altas tasas de violencia y abuso sexual contra mujeres y niñas.

A dos años del inicio del conflicto en Sudán, la violencia continúa azotando grandes áreas del país. Los enfrentamientos han generado la mayor crisis de desplazamiento global, con más de doce millones de personas obligadas a dejar sus hogares.
Como en muchos conflictos, niños y mujeres son los más afectados.
Para combatir la violencia sexual, el Fondo para la Paz y ONU Mujeres apoyan organizaciones que colaboran con grupos locales de mujeres sudanesas.
Marwa*, representante de una de esas organizaciones, describió la situación en Sudán como “sin precedentes”, donde mujeres y niñas enfrentan niveles extremos de sufrimiento agravado por el desplazamiento, la separación familiar y la pérdida total de sus bienes.
Sus relatos incluyen casos de niñas secuestradas y violencia sexual de todo tipo, pero también destacan la fortaleza y resiliencia femenina en el proceso de construcción de paz.
Muchas de las mujeres trabajaban en fábricas o vendían comida en las calles, sectores muy afectados por la guerra que destruyó infraestructuras y paralizó industria, transporte, agricultura y actividades económicas básicas.
“Las personas perdieron todas sus fuentes de ingresos, pero este impacto fue más grave para mujeres y niñas, quienes resultaron desproporcionadamente afectadas. Ellas son quienes sostienen a sus familias y buscan alimentos para sí mismas y sus comunidades”, explicó.
La violencia de género también ha subido drásticamente. “La violencia sexual ha aumentado enormemente y muchas mujeres ahora cargan con traumas y estigma. Recientemente hemos tenido múltiples casos de niñas secuestradas, sin mecanismos claros para localizarlas o recuperarlas. Eso está sucediendo ahora mismo en Sudán”, denunció.
Marwa habló del destino de niñas forzadas al matrimonio o a la esclavitud sexual: “Es una humillación para las familias. En nuestra sociedad conservadora, secuestrar a una niña es uno de los crímenes más graves. Estas prácticas no solo buscan vender o explotar, sino también debilitar psicológicamente a las personas para obligarlas a rendirse”.
Estas atrocidades ocurren en distintas partes del país, especialmente en Darfur y en la frontera entre Darfur y Chad, una zona descrita por Marwa como “la más peligrosa” y “una vergüenza para la humanidad”.
La Misión de Investigación en Sudán reportó un aumento del 288% en los casos de violencia sexual entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024, aunque advirtió que la cifra real podría ser mucho mayor, dado que solo refleja casos en los que las víctimas buscaron ayuda.
“Hay historias trágicas de mujeres, como chicas que decidieron suicidarse por el estigma de haber sido violadas. Los agresores no distinguen entre jóvenes, madres o incluso ancianas. Conocí a una mujer mayor que rechazó tratamiento médico, simplemente porque no fue respetada como abuela. Fue violada por hombres más jóvenes. Esas historias son terribles y siguen sucediendo”, denunció Marwa.
En un mensaje dirigido a niñas y jóvenes que viven en zonas de conflicto, Marwa les pidió “seguir adelante, seguir trabajando: emprendan iniciativas concretas y tengan la convicción de que están construyendo la paz”.
— NNN-UNIS